¿Qué vino italiano se usa
para acompañar los diferentes tiempos de comida?

Vinos italianos

Italia es un país con una larga historia vinícola, cuya tradición es más antigua que la de otros países del viejo mundo, año con año se encuentra disputando siempre los primeros lugares de producción mundial, el país es considerado una superpotencia del vino, muchos de ellos elaborados a gran escala y muchos otros siguiendo estrictas normas de calidad que los colocan entre las experiencias sensoriales más excitantes de la vida.

Primer tiempo

Como aperitivo o en cocteles para despertar el apetito, el Prosecco es un vino espumoso italiano afrutado y aromático, que no necesariamente debe ser dulce. Para acompañar salsas cremosas, nada como un Chardonnay, idealmente añejado en barrica. Para un plato más fresco, con algo de acidez, un Pinot Grigio; que gracias a su sabor cítrico y afrutado, será el compañero perfecto.

Opciones deliciosas

Las pastas, pollo o ternera en salsa de tomate, en donde la acidez del tomate puede restar sabor a un vino de cuerpo ligero, lo mejor será probar con un vino tinto de cuerpo medio como, por ejemplo, un Chianti (o cualquiera elaborado con Sangiovese), Barbera, Merlot, Montepulcciano d’Abruzzo, Nebbiolo, Valpolicella o incluso un Lambrusco.

Segundo plato

Los secondo piatti son platos de fondo contundentes y sabrosos, para acompañarlos, será necesario un vino con suficiente cuerpo para hacerle frente a los sabores potentes de la comida. Por ejemplo, convendría un Primitivo, Amarone, Barbaresco o un Cabernet Sauvignon.

¿Y el postre?

No es muy común pensar en el vino para acompañar un postre, pero es una experiencia que vale la pena experimentar alguna vez en la vida. Si te animas, prueba vinos espumosos o ligeramente dulces para complementar el postre. Algunas mezclas embriagadoramente armoniosas podrían ser: un Moscato di Sicilia con un tiramisú, un Moscato d’Asti con una tartaleta de frutas o un Brachetto d’Acqui (un espumante tinto del Piamonte) con un algún postre con chocolate.